Qatar 2022: el Mundial de la esclavitud moderna
La enorme preparación que un país anfitrión debe tener para ser sede de la Copa del Mundo (como la próxima de Qatar en 2022) es una misión de una magnitud abrumadora. Desafortunadamente, para las Copas Mundiales de la era moderna, la construcción de instalaciones y la preparación de ciudades para la multitud de aficionados se ha logrado con un recurso oscuro y vergonzoso: seres humanos explotados.
Existe la percepción de que los principales eventos deportivos como la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos atraen a un gran número de trabajadores sexuales. Esto es cierto hasta cierto punto, pero no en la medida en que muchas personas creen. Menos conocida es la explotación de los trabajadores migrantes y el uso del trabajo forzoso.
Qatar: abusos contra los derechos humanos
Una de las principales preocupaciones en torno a la Copa Mundial 2022 en Qatar ha sido la explotación de migrantes y el trabajo forzoso. En el informe de 2016 The Ugly Side of the Beautiful Game: Exploitation of Migrant Workers on a Qatar 2022 Site, Amnistía Internacional denunció los duros tratos que deben soportar los inmigrantes en Qatar, que deben trabajar hasta 12 horas diarias sin descanso y muy mal pagos.
Los auditores contratados por Amnistía Internacional encontraron que 4 de las 10 empresas que trabajan en la construcción de los escenarios deportivos, retienen los pasaportes de los trabajadores, lo que puede ser un delito según la ley qatarí.
“En Qatar los empleadores han mostrado un lamentable desprecio por los derechos humanos básicos de los inmigrantes”, aseguró en su momento Salil Shetty, Secretario General de Amnistía Internacional.
El Mundial de Qatar recibe críticas incluso de parte de los mismos deportistas. Abdeslam Ouaddou (jugador marroquí que jugó algunas temporadas en el país árabe), ha denunciado los malos tratos y la esclavitud a la que están sometidas las personas.
“Los trabajadores no tienen derechos, trabajan durante largas horas por una miseria, no tienen seguro sanitario ni hay seguridad en los lugares de trabajo. Sufren la confiscación de pasaportes, duermen hacinados en habitaciones hasta con 30 personas, hay 400 muertes cada año en las sedes de la Copa del Mundo”, aseguró recientemente en una entrevista concedida a Kaiser Magazine, un medio especializado de fútbol.
Para monitorear a los trabajadores migrantes en el país, Qatar usa un sistema llamado Kafala (“patrocinio”). Este sistema también es común en otras naciones del Medio Oriente. A menudo se abusa de ellos como medio para retener documentos de visa de los trabajadores migrantes.
En un informe de marzo de 2014, la Confederación Sindical Internacional (International Trade Union Confederation o ITUC por su sigla en inglés) destacó que desde que Qatar ganó la licitación en 2010, se estima que murieron 1.200 trabajadores, la cifra más alta de muertes por cualquier mega evento deportivo.
En comparación, el siguiente índice más alto fue el de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014 que resultaron en la muerte de 60 personas, seguidas por los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, que mataron a 40 personas.
La ITUC calcula que al menos 4.000 trabajadores podrían morir construyendo la infraestructura necesaria para apoyar al Mundial en Qatar. Las condiciones de vida y de trabajo han contribuido a la cifra de muertos, lo que ha llevado a la comunidad internacional a cuestionar la idoneidad de Qatar para albergar los juegos.
En Rusia, una fuerza de trabajo explotada sufre
Antes de la Copa Mundial de este año en Rusia, varios informes de Human Rights Watch han planteado el tema de los inmigrantes que trabajan y viven en condiciones de esclavitud durante su “empleo” para construir y renovar varios estadios. Los trabajadores de Armenia, Kirguistán, Serbia, Tayikistán, Ucrania y Uzbekistán han sido sometidos a largas horas de trabajo con poco sueldo y amenazados de expulsión si expresaran sus preocupaciones.
Hay casos en que contenedores de almacenamiento son utilizados para alojar a los trabajadores, y un trabajador de Corea del Norte fue encontrado muerto dentro de uno. En marzo de 2016, frente a las amenazas de expulsión, los migrantes que trabajaban en el estadio Luzhniki en Moscú y otro en Nizhny Novgorod se declararon en huelga después de dos meses de salarios impagos. Un incidente similar ocurrió en mayo cuando los inmigrantes turcos que trabajaban en Rostov Arena en Rostov on Don protestaron contra Crocus Group por los salarios.
En agosto de 2016, la Fifa, la asociación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (BWI), el Comité Organizador Local (LOC) y el Sindicato de Trabajadores de la Construcción Rusos (RBWU) firmaron un memorando de entendimiento (Memorandum of Understanding o MoU por su sigla en inglés) para garantizar condiciones de trabajo decentes y seguras. El MoU condujo a la evaluación de sitios de construcción con aproximadamente 9,000 trabajadores empleados por más de 100 compañías de construcción. BWI ha reportado 20 muertes de trabajadores relacionadas con la construcción del estadio.
Esta no es la primera vez que Rusia enfrenta acusaciones de trabajo forzoso. Los abusos de los migrantes se remontan a los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014. A fines de 2013, el viceprimer ministro ruso Dmitri Kozak destacó que más de 500 compañías involucradas en la construcción de infraestructura para los juegos de Sochi no les pagaron a sus empleados un total de 277 millones de rublos (USD$ 8.34 millones). Según esta evaluación, es muy probable que muchos trabajadores migrantes contratados para construir las instalaciones de la Copa del Mundo no reciban sus salarios.
En Alemania, un enfoque proactivo
Antes de la Copa Mundial de 2006, los grupos de defensa de derechos humanos estimaban que 40,000 trabajadoras sexuales de Europa del Este y Asia desembarcarían en Alemania.
Este fue un temor que resultó ser infundado. Hamburgo y Colonia, que tienen “distritos de luz roja” prominentes, mostraron poca evidencia de un aumento de la prostitución, mientras que Múnich vio un aumento de mujeres que trabajan en burdeles.
Artemis Sauna Club, un burdel de lujo en Berlín, construyó una instalación para acomodar a 650 clientes. Sin embargo, los juegos no atrajeron a la cantidad de clientes que el burdel esperaba.
¿Por qué hubo baja participación en estos burdeles? Esto podría atribuirse a los esfuerzos de los funcionarios alemanes y varias organizaciones no gubernamentales (ONG) antes de los juegos.
La preparación para la Copa Mundial 2006 comenzó el verano anterior, cuando varias ONGs distribuyeron miles de folletos, carteles, postales y utilizaron el Internet para crear conciencia. La Organización Internacional para las Migraciones (IOM por su sigla en inglés) informó que de los 33 casos de explotación sexual investigados por la Bundeskriminalamt (Oficina Federal de Policía Criminal), cinco casos estaban directamente relacionados con la Copa del Mundo.