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Gas lacrimógeno: ¿qué dice la ONU?
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Gas lacrimógeno: ¿qué dice la ONU?

Las imágenes de las protestas en Colombia le siguen dando la vuelta al mundo. Muchos países y organizaciones han expresado su preocupación por el desmedido uso de la fuerza de parte de las fuerzas policiales. ¿De qué se trata el negocio del gas lacrimógeno? ¿Qué dice la ONU al respecto?

La industria de las ‘armas no letales’ tenía un valor de cerca de $6.300 millones de dólares en 2016 y se prevé, según datos de Business Insider, que crezca a los $11.300 millones de dólares para 2023. El gas lacrimógeno representa aproximadamente el 25% de la industria.

El primer uso conocido de gas lacrimógeno fue en la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados franceses lanzaron granadas de gas lacrimógeno contra las trincheras alemanas.

En ese conflicto más de 90.000 soldados murieron por exposición a diferentes gases venenosos.

En la actualidad se cuestiona si se trata realmente de ‘armas no letales’. ¿Qué efectos genera el gas lacrimógeno que produce asfixia temporal en una persona que sufre de asma? Podrían ser fatales.

Las implicaciones de estas ‘armas no letales’ se revisan desde diversas aristas, desde los daños a la salud a largo plazo, hasta la afectación de derechos fundamentales.

“El gas lacrimógeno no distingue entre personas violentas o no violentas, que obedecen la ley”, asegura Jamil Dakar, director del programa de derechos humanos de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés).

“Estamos viendo muchas imágenes y videos que muestran el uso indiscriminado y excesivo de estas armas, a menudo contra manifestantes desarmados y no violentos”, afirma Anna Feigenbaum, experta en comunicación y cambio social, autora del libro ‘Gas lacrimógeno: de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial a las calles de hoy’.

Aunque se puede usar contra civiles, el gas lacrimógeno está prohibido en las guerras. “Es absurdo: la gente se pregunta por qué está prohibido en la guerra, pero está permitido para el uso policial. Además, se está usando una toxina que afecta el sistema respiratorio en medio de una pandemia respiratoria. Es doblemente absurdo”, agrega.

¿Qué dice la ONU?

Los Principios básicos del uso de la fuerza de las Naciones Unidas, establecen una serie de recomendaciones sobre el uso de distintas clases de armas. Sin embargo, no tienen un peso legislativo que los respalde, por lo que su cumplimiento no es obligatorio .

Este documento establece que las fuerzas policiales pueden usar armas de fuego como elemento disuasivo en medio de una protesta, solo como último recurso.

“Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, (…) utilizarán en la medida de lo posible medios no violentos antes de recurrir al empleo de la fuerza y de armas de fuego. Podrán utilizar la fuerza y armas de fuego solamente cuando otros medios resulten ineficaces o no garanticen de ninguna manera el logro del resultado previsto”, se lee en el documento.

Por su parte Amnistia Internacional asegura que “el uso del material clasificado normalmente como dispositivos antidisturbios, como los cañones de agua, la munición de impacto cinético (conocida también como proyectiles o balas de plástico y de goma) y los agentes químicos irritantes, como los pulverizadores de pimienta y el gas lacrimógeno, puede causar lesiones graves e incluso la muerte”, en su informe ‘Impacto sobre los derechos humanos de las armas menos letales y otros tipos de material para hacer cumplir la ley’.

Si los departamentos de policía tuvieran que seguir estos principios de manera obligatoria, probablemente tendrían que usar las ‘armas no letales’ con mucho más cuidado.

“Este es el momento de revisar la tolerancia hacia el uso fácil de tales armas en el contexto de manifestaciones y protestas masivas, incluso si se trata de una prohibición temporal para examinar las ramificaciones y dar una orientación clara para la aplicación de la ley y cuáles son sus responsabilidades. cuando se trata de estas protestas masivas”, añade Dakar.

“Además, hay un debate amplio sobre qué es un uso justificado de la fuerza por parte de la policía. ¿Es incluso la policía la que debería estar en la calle cuando vemos protestas masivas? ¿Es la policía realmente la respuesta correcta?”, cuestiona Feigenbaum.

¿Cómo llegan estas armas a Colombia?

En Colombia, la principal compañía proveedora de gases lacrimógenos y bombas aturdidoras es Combined Systems, una de las tres empresas más grandes de la industria de ‘armas no letales’ en el mundo.  

Cada granada de gas lacrimógeno nos cuesta a los colombianos más de 76.000 pesos colombianos y cada dispositivo de aturdimiento múltiple, más de 106.000 pesos.

Esto según datos del contrato de 2016 entre el Fondo Rotatorio de la Policía Nacional e Imdicol, distribuidora en Colombia de Combined Systems.

A mayo 17 del 2021, más de 40 personas han muerto en medio de las protestas que se realizan en todo Colombia. Se calcula que por lo menos la mitad han perdido la vida por la acción de estas ‘armas no letales’.

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