Colombia en el Índice de Desarrollo Humano 2018, nuevas realidades
El informe del Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas sitúa a Colombia en el puesto 90 de entre 189 países analizados y presenta un panorama de leve mejoría frente a años anteriores, aunque hay riesgos de retroceso.
El estudio mide tres elementos fundamentales para el desarrollo humano: el disfrute de una vida larga y saludable, el acceso a educación y un nivel de vida digno.
Sin embargo, el nuevo índice revela que se han realizado ajustes en los cálculos y los procedimientos de medición, pues no por tener más expectativa de vida se vive mejor, y no por tener más años de educación, se logra un desarrollo óptimo.
Los países mejor calificados y que ocupan los primeros diez puestos son Noruega, Suiza, Australia, Irlanda, Alemania, Islandia, China, Suecia, Singapur y Holanda.
Las mujeres tienen un Índice de Desarrollo Humano inferior al de los hombres en todos los países, y el retroceso ambiental (aumentos en emisiones de gases de efecto invernadero, en deforestación y contaminación) representa problemas a futuro, pues los recursos para las próximas generaciones se están poniendo en riesgo.
En el caso de Colombia, aunque la expectativa de vida es alta, se presentan dificultades para asegurar la calidad de vida de los adultos mayores, y la calidad de la educación en los niños, principalmente debido a la situación de inequidad que vive el país.
Según el informe, el conflicto armado supone un riesgo importante para el Índice de Desarrollo Humano: “El progreso no es lineal ni está garantizado, y las crisis y los problemas pueden hacer retroceder los logros. Los países que sufren conflictos presentan pérdidas en el IDH, que pueden afectar a varias generaciones”.
La equidad de género y los problemas ambientales reflejan graves problemáticas en el documento. Las mujeres tienen un Índice de Desarrollo Humano inferior al de los hombres en todos los países, y el retroceso ambiental (aumentos en emisiones de gases de efecto invernadero, en deforestación y contaminación) representa problemas a futuro, pues los recursos para las próximas generaciones se están poniendo en riesgo.
Los esfuerzos en diferentes frentes, incluyendo los ODS y la Agenda 2030, son fundamentales para impulsar el desarrollo sostenible en los países emergentes y en los más vulnerables. Mientras en Noruega hay una expectativa de vida de 82 años, con 18 años de formación para los jóvenes, en Nigeria las personas no viven más allá de 60 años y logran una formación que no supera los cinco años.
La inequidad, evidente en ese ejemplo y en las problemáticas de los países con el Índice de Desarrollo Humano más bajo, es el gran reto, pues supone una pérdida que afecta entre el 25% y el 30% del indicador en los países pobres y emergentes. En los países desarrollados, la pérdida asociada a la inequidad puede llegar hasta el 11% como máximo.